
Altos funcionarios estadounidenses están discutiendo una posible salida negociada para el mandatario venezolano Nicolás Maduro, que incluiría su exilio en Qatar, uno de los países más ricos en gas del mundo, según reveló The New York Post. La propuesta surge mientras la administración del presidente Donald Trump considera intensificar operaciones militares contra presuntos cargamentos de droga en aguas cercanas a Venezuela.
Una fuente de alto rango en la administración republicana confirmó que el secretario de Estado, Marco Rubio, ha sugerido permitir que Maduro, de 63 años, se establezca en territorio qatarí, en momentos en que este emirato actúa como mediador en la crisis venezolana.
Tres funcionarios actuales y dos anteriores describieron el escenario como “plausible”.
“A Qatar, Arabia Saudita y Emiratos les encanta involucrarse en este tipo de acuerdos porque fortalece su relación con Estados Unidos. Compiten entre ellos y por el favor de Washington”, indicó una fuente cercana a la administración.
Sin embargo, una persona familiarizada con el rol de Qatar en las conversaciones advirtió que Maduro no estaría buscando un refugio en Doha, cuyos líderes ya han mediado en conflictos como el de Israel y Hamás.
El reporte señala que Trump habló recientemente con Maduro y le exigió renunciar de inmediato. El líder venezolano habría respondido proponiendo entregar el poder a su vicepresidenta, junto con una amnistía amplia para él y sus allegados.
El Departamento de Estado no ha comentado oficialmente sobre estas versiones.
El mes pasado, la administración Trump designó a Maduro y a varios de sus colaboradores como integrantes de una organización terrorista extranjera, una medida que amplía las opciones militares de EE. UU. para actuar dentro del territorio venezolano. Rubio acusó al llamado Cártel de los Soles, presuntamente liderado por el mandatario, de ser responsable de “violencia terrorista”.
La Casa Blanca ha usado esta designación para justificar ataques contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el Caribe. En uno de esos operativos, el 2 de septiembre, un doble bombardeo dejó múltiples muertos.
“Estos ataques se sustentan en la legítima defensa para proteger a los estadounidenses y los intereses vitales de EE. UU.”, afirmó la portavoz Karoline Leavitt.
Trump se reunió el lunes con Rubio, el secretario de Defensa Pete Hegseth y otros altos funcionarios para definir los próximos pasos. La decisión podría tomarse en cuestión de días.
Entre las medidas en consideración está golpear embarcaciones dentro de las aguas territoriales de Venezuela, a menos de 12 millas náuticas de la costa.
Este paso elevaría significativamente la tensión, pues implicaría el riesgo de requerir autorización del Congreso para acciones que podrían interpretarse como una declaración de guerra.
Trump ya adelantó el 23 de octubre que se preparaba para informar al Congreso sobre planes para ataques terrestres en Venezuela, aunque ha preferido esperar mientras explora la posibilidad de lograr la salida negociada de Maduro.
Durante una reunión del gabinete el martes, el presidente insistió en que los presuntos narcotraficantes venezolanos y colombianos están en su mira:
“Cualquiera que haga eso y lo venda a nuestro país está sujeto a ataques. No, no solo Venezuela”.
New York Post
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